15 de noviembre de 2013

MONFORTE DEL CID: LUGAR DE PASO INMEMORIAL

Si una característica geográfica ha marcado la evolución histórica de Monforte es su ubicación. Su privilegiada situación en el valle del Vinalopó, histórico corredor de comunicaciones que enlaza la costa mediterránea con la meseta castellana, ha marcado su antigüedad, dato comprobable por medio de los numerosas restos arqueológicos de civilizaciones antiguas hallados en su término.  
Dada esa ubicación privilegiada, Monforte ha sido un pueblo permanentemente comunicado, y por el que han pasado y siguen pasando las principales vías de tránsito de la provincia con respecto a la zona castellana o el sur de la península. En la actualidad acoge en su amplio término la autopista AP-7, la autovía de Alicante o A-31, que desemboca en la capital provincial, uniendo a Monforte con la ciudad de Alicante en pocos minutos, y la del Mediterráneo o A-7 que da acceso al aeropuerto. Pero también contamos con kilómetros del trazado de una de las principales vías férreas de comunicación con Madrid, con la reciente incorporación de la línea de alta velocidad.  
Todas estas comunicaciones que hacen de Monforte punto de referencia geográfica, no son nuevas. Quien no recuerda la antigua carretera nacional 330 (CN-330), de la que aun se conserva algún hito kilométrico, y que atravesaba todo el municipio manteniendo hoy en día parte de su trazado. Y sobre todo el ferrocarril, inaugurada la línea de conexión con Alicante en su último tramo en mayo de 1858 y del que Monforte fue partícipe, una lugar lleno de historia por las personalidades que ha acogido en determinados momentos de su ya larga trayectoria. En este sentido cabe destacar la presencia de la reina Isabel II y todo el séquito real en el viaje inaugural. En ese viaje también iba el escritor alicantino Juan Vila y Blanco, que hizo una crónica del viaje en la que aparece Monforte y donde describe el recibimiento a la familia real por parte de la población, con la corporación municipal al frente. Fueron recibidos con un arco triunfal que también recoge la documentación municipal, en los presupuesto de 1858[1].


El ferrocarril contará con apeadero en Monforte hasta su conversión en estación hacia el año 1894, la denominada Estación Monforte-Gabarrera; posteriormente, a la inicial estación de viajeros, se uniría su uso como estación de embarque y desembarque de mercancías, junto con la construcción de una instalación telegráfica, dada la importancia del industria del vino en nuestro municipio y el movimiento comercial con el extranjero. 
 A lo largo del tiempo, la centenaria estación ha seguido viendo pasar a viajeros y personalidades, como el rey Alfonso XIII que la visitó en dos ocasiones, una en 1905 y otra en marzo de 1912, precisamente durante los prolegómenos de la celebración del II Centenario del nacimiento de Jorge Juan, donde le fue mostrada la famosa partida bautismal. En la actualidad, la vieja estación, ya "sin pasajeros", ha sido incluida dentro del catálogo de bienes y espacios protegidos dado su valor histórico y arquitectónico.



Y no quisiera concluir sin hacer mención de dos “caminos” culturales que incluyen a Monforte del Cid en sus itinerarios: el Camino de Santiago desde Alicante o también llamado Camino del Sureste, cuya primera etapa concluye en Orito, y el Camino del Cid, que recoge las huellas de Rodrigo Díaz de Vivar a través del Canta del mío Cid. Sendos caminos ubican a Monforte en el trazado de dos rutas, que sin tener un arraigo histórico, ya que parten del presente, se están consolidando como itinerarios turísticos-culturales de gran interés y seguimiento.
 


[1] AMMC Presupuestos 1958, leg. 500


18 de julio de 2013

LA INDUSTRIA DEL ESPARTO EN MONFORTE DEL CID: CRÓNICA DE UN DECLIVE

La industria del esparto en nuestro municipio es conocida desde tiempo inmemorial y fue motor de la economía local hasta bien entrado el s. XX. Destacaron también otras industrias hoy en desuso como la elaboración de vino, tan prolífico desde finales del s. XVIII; pero este será tema de otro artículo. 
Eran numerosas las fábricas de espartería familiares que se dedicaban a la producción de material agrícola, y muy habitual ver en las calles de la población a vecinos haciendo "pleita", especie de trenzado con la que se realizan objetos de esparto. 
Pero no vamos a entrar a detallar la producción del esparto. Para saber más sobre el tema es muy recomendable la lectura del artículo: ”El Esparto: una industria monfortina”, escrito por Antonio Berná Jover, cronista de la Villa y que puede consultarse en la Revista de Fiestas de Moros y Cristianos de 2012. Sí que me gustaría hablaros del declive de esta industria. Estamos en época de crisis y cuando nos toca vivir alguna pensamos que es única, y no reparamos en que no ha sido ni la primera vez ni será la última en la que estos ciclos crisis-bonanza económica se repitan. Nuestro municipio las ha vivido a lo largo de su historia; crisis generalizadas, como la que vivimos ahora, o enmarcadas en un sector productivo, como ocurrió con el esparto.
Hacia los años 60 esta industria desapareció, pero su declive se inició antes de la Guerra Civil Española. En el archivo municipal encontramos documentación referente a esta industria y a la crisis que terminó con un sector que durante siglos había sido sustento de parte de la población. Hoy os mostramos una carta[1] fechada el 4 de enero de 1936 dirigida al alcalde de entonces. En ella un grupo de trabajadores del ramo de espartería, dan a conocer la grave crisis que atraviesa la industria a consecuencia de la traída de pleita de otras poblaciones por parte de los patronos. Piden al alcalde que interceda para paliar esta grave situación que está dejando a muchas familias en la pobreza. El entorno histórico en el que se produjo el conflicto, a las puertas de una guerra, desde luego no ayudó a paliar la crisis, y unido al auge posterior de otros materiales como el plástico, relegarían definitivamente al esparto, quedando como oficio meramente artesanal que desafortunadamente no se ha mantenido en la época actual.

Una vez más nuestro patrimonio nos muestra un pasado desconocido. Nos invita a pensar y a retrotraernos; en la actualidad vivimos momentos difíciles, pero nuestros antepasados vivieron situaciones mucho más extremas de las que pudieron salir adelante, trabajando y “emprendiendo”. Miremos al pasado y por qué no, aprendamos un poco de ellos.











[1] AMMC Alcaldía 1936, leg. 996/1-2




9 de abril de 2013

MONFORTE Y EL TERREMOTO DE LISBOA DE 1755





Por medio de un colega de profesión, Jorge Payá Sellés, tuve conocimiento de un trabajo sobre el terremoto de Lisboa acaecido el 1 de noviembre 1755. El libro “Los efectos del terremoto de Lisboa” de José Manuel Martínez Solares recoge información sobre las consecuencias que tuvo el terremoto en toda la península Ibérica. Causó un enorme impacto en su época y provocó numerosas víctimas humanas y materiales, siendo la zona de mayor siniestralidad el sur de Portugal y la capital lusa, ya que tras el terremoto sobrevino un maremoto y un incendio que destruyo casi por completo la ciudad de Lisboa. Fue tal su envergadura que  provocó una gran incidencia social y la movilización de efectivos de varias monarquías europeas que corrieron en ayuda de los damnificados, cuantificándose las víctimas en torno a 100.000 personas.

Pero como hemos advertido los efectos del terremoto, cuyo epicentro se situó en el océano Atlántico a varios cientos de kilómetros de la costa, también pudo sentirse en el resto de la península causando desperfectos en las edificaciones. Así, el apéndice II del mencionado trabajo, recoge la transcripción de documentos de la sección de Estado del Archivo Histórico Nacional. Está documentación fue generada a partir de la encuesta que el rey Fernando VI mandó realizar el 8 de noviembre de 1755 para  recabar información de los daños producidos en las poblaciones y capitales de todo el territorio español. Se elaboró un cuestionario de ocho preguntas destinadas a evaluar de la manera más rápida posible los daños producidos en los pueblos y ciudades de España. Monforte pertenecía a la gobernación de Alicante así como la población de San Juan; por tanto, los posibles desperfectos que en estas entidades locales pudieran haberse producido debían ser recabados por el corregimiento de Alicante. De este modo la información remitida por el marqués de Alós, corregidor de Alicante, el 19 de noviembre en respuesta a la orden de su majestad, indica que en las Iglesias de San Juan  y Monforte se sintió el temblor, y que en Monforte sus gentes vieron como las aguas de la Fuente del Caño subieron considerablemente. También indica algunos desperfectos en la Iglesia de San Juan y que en la ciudad de Alicante fue prácticamente imperceptible.

En el archivo municipal de Monforte del Cid se conserva el acta del cabildo de 18 de noviembre de 1755[1] que recoge la comunicación remitida por el marqués de Alós en relación a la orden de su majestad para recoger la información sobre los daños del terremoto en la población.


No cabe duda de lo anecdótico de este hecho en lo que a su incidencia en Monforte se refiere, pero cabe destacar como en la documentación municipal quedan reflejados los acontecimientos contemporáneos a esa documentación, que luego "escribirán” la Historia, destacando el enorme valor de esos documentos como fuentes primarias, ya que un suceso de ese calibre a nivel europeo es recogido en documentos municipales de un pequeño municipio como era Monforte.


[1] AMMC Mano de cabildos 1755-1756, leg. 624/5

4 de diciembre de 2012

MANUSCRITO DE 1891 SOBRE LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS



Diciembre es un mes importante para Monforte del Cid. Del 6 al 9 celebramos nuestras fiestas mayores en honor a la Inmaculada Concepción, unos festejos llenos de devoción y mucha tradición.
Con motivo de las mismas, quisiera dar a conocer a unos y recordar a otros la importancia que tienen y han tenido en nuestro municipio, y ensalzar su antigüedad a través de una de las “joyas” de nuestro archivo municipal.
Una vecina de nuestra población, en el año 2006, nos hizo llegar la noticia acerca de la existencia de un manuscrito literario costumbrista de 1891 escrito por un monfortino, Francisco Ródenas Miralles. Se trata de una crónica redactada de manera novelesca, porque los hechos están contados como si de una novela caballeresca se tratara. Los reyes y capitanes adquieren la condición de jefes de sus ejércitos, enfrentándose en "épicas batallas", y los embajadores se enrolan en misiones más o menos pacíficas. Consta de dos volúmenes donde se narra el día a día las Fiestas de Moros, Cristianos y Contrabandistas de Monforte en el año 1890.

En la segunda parte del relato también podemos leer transcripciones reales de conversaciones de gente en la calle, en sus balcones o en el baile en la llamada plza. de Santa Ana, hoy Bonifacio Amorós, así como referencias a la suelta de la vaca o “la cornuda”, como popularmente la llamaban, una tradición que con el paso de los años se ha perdido, pero de la que queda constancia a través de este manuscrito.
Dado su interés y como fuente documental única de nuestras fiestas, fue adquirido por la Corporación Municipal, previo acuerdo de la Junta de Gobierno local de 9 de noviembre de 2006, a la familia López Berenguer de Valencia, que lo custodiaron todo este tiempo.

Esta singular obra forma parte ya de nuestro Patrimonio histórico-documental, un manuscrito que su autor elaboró pensando en que quedaría para futuras generaciones, y así se dirige a modo de epílogo a un futuro lector. En la actualidad, cualquier particular puede acceder a la lectura de este manuscrito a través de la adquisición del facsímil editado por el ayuntamiento de Monforte del Cid en el año 2007.
Por último solo me cabe reiterar la importancia de las Fiestas de Moros y Cristianos de Monforte del Cid. Su antigüedad y vigencia hacen de nuestras fiestas más tradicionales un valioso legado que debemos cuidar y apreciar, ya que en muchos aspectos nos hace únicos con respecto a tantos otros municipios de nuestra provincia donde se celebran las Fiestas de Moros y Cristianos.
¡Felices Fiestas!

 

30 de agosto de 2012

LA FERIA EN HONOR A LA VIRGEN DE ORITO


Este mes celebramos las fiestas en honor a Ntra. Sra. de Orito, una celebración casi tan antigua como el milagro de la aparición de la pequeña imagen. Todos sabemos la historia tan peculiar de la virgen y hemos sido partícipes a lo largo de los años de su festividad. Lo que quizás desconozcan muchos es la costumbre, hoy desaparecida, de la celebración de una feria en honor a la Virgen de Orito entre el 7 y 10 de septiembre en Monforte, concretamente en la plaza del Parador. Esta feria, como el porrate de San Pascual, atraía a comerciantes y personas de pueblos colindantes a Monforte, y por ende a Orito. Son numerosos los expedientes conservados en el archivo histórico que recogen el arriendo de los puestos públicos y paradas de la feria que se celebra los días 7, 8, 9 y 10 de septiembre[1]. Los expedientes de arriendo conservados abarcan desde el año 1820 hasta principios del s. XX. La feria se celebrará de manera ininterrumpida salvo determinados años a consecuencia, por ejemplo, de hechos de naturaleza pandémica, como la epidemia de cólera del año 1855, que no suspendió la feria sino que la pospuso a octubre. Y la mayoría de las veces será celebrada durante tres días: 7, 8 y 9, o bien 8, 9 y 10 de septiembre. También es destacable la naturaleza “inmemorial” que se otorga literalmente a la celebración de la feria en las actas de los cabildos entre los años 1850 y 1870, dato que nos da una idea de su antigüedad.

                             

[1] AMMC Expedientes de arriendo 1887, leg. 691/1
Son muchas las particularidades vinculadas a esta feria como su celebración en la plaza del Parador y calles colindantes, ya que durante las fiestas la imagen era trasladada a Monforte y recibida en procesión. El recinto de celebración de la feria y de todos los actos vinculados a la misma era denominado “el Real de la Feria” como puede verse en la imagen del folleto del año 1908. También es destacable el cambio de denominación en los expedientes de arriendo de los puestos donde pasan de llamarse “feria que se celebra los días 8, 9 y 10 de septiembre” (o 7, 8 y 9, como ya hemos explicado), a denominarse a principios del s. XX “Feria de Ntra. Sra. de Orito”. Otro dato curioso es la utilización de maderas para el montaje de las paradas o casetas construidas por la llamada  Comisión de Feria, aunque los comerciantes también podían trasladar su propia caseta o instalarse en alguna casa del recinto bajo el pago de una tasa. También destaca la utilización del alumbrado eléctrico por primera vez en este evento en el año 1904, gracias al sr. Luís Gumiel.
La feria acogía gran variedad de puestos: venta de comidas preparadas y bebidas, talabarteros (trabajadores del cuero), guitarreros, vendedores de aperos de labranza, zapateros, plateros, sombrereros, pañeros, confiteros y un largo etc.
En cualquier caso se trata de una de las costumbres ya desaparecida vinculada a una de nuestras fiestas más longevas, ya que las últimas referencias escritas son anteriores a la guerra y las personas más mayores del municipio no la han vivido (aunque sí habían oído hablar de ella), pero que gracias a la conservación del patrimonio documental de Monforte, de su memoria escrita, podemos hoy rememorar y dar a conocer a las generaciones del presente y del futuro.

1 de junio de 2012

ANTONIO PUJALTE, UN DIPUTADO MONFORTINO DE 1812


La pieza del mes de junio del museo ÍBERO ha sido dedicada al diputado monfortino de 1812 Antonio Pascual Pujalte Mirambell. Este personaje nació en Monforte el 27 de marzo de 1769, como hemos podido comprobar en su partida de bautismo conservada en el Archivo Parroquial de la Iglesia de Ntra. Sra. de Las Nieves. Era hijo de Isidro Pujalte y de Josefa Mirambell. También sabemos que estudió Derecho, ya que aparece en el listado del Colegio de Abogados de Madrid como abogado inscrito en 1795.
Su trascendencia no radica tanto en su actividad parlamentaria, sino en la pericia demostrada en su carrera profesional como abogado, sobre todo en calidad de investigador que le llevaría a la resolución de casos importantes, así como la autoría de alguna obra literaria, concretamente una titulada Elogio fúnebre de los valencianos que murieron en defensa de su patria en la tarde del 28 de junio de 1808. Se trata de una edición publicada en Valencia, en José Ferrer de Orga, en 1813, cuya primera edición sería la publicada en Cádiz en 1809, en referencia a los ataques del mariscal francés Moncey ante las murallas de Valencia.
En lo que respecta a su labor política decir que el 30 de diciembre de 1812 fue elegido como diputado suplente por Valencia para el período de sesiones de 1813, obteniendo 25 votos de los 36 electores, número correspondiente al de los elegidos en los partidos. Este proceso se inició con el documento conservado en el Archivo Histórico de Monforte del Cid que presentamos. Se trata del Expediente creado para elección de diputado que debe pasar a la cabeza de partido para el nombramiento de otro que debe subir a la capital de Valencia, y otra elección de dos diputados para la junta de comisión gubernativa. El 11 de junio de 1811 se nombra vocal a Antonio Pascual Pujalte, abogado de los Reales Consejos y síndico personero del común, para que se traslade a la ciudad de Alicante, a la junta de cabeza de partido. Este sería el expediente de inicio en el proceso de elección que le llevaría, como ya hemos indicado, a ser elegido diputado suplente por Valencia a finales de 1812.
El sistema de elección de diputados a Cortes sería el siguiente:
-primero se forma junta parroquial (junta local de Monforte) para elegir elector que vaya a la cabeza de partido. Se vota primero para elegir a doce sujetos, los cuales posteriormente elegirán al elector que les representará en la junta de partido
-en la cabeza de cada partido (Alicante) se reuniría la junta formada por los electores nombrados en cada parroquia. Esta junta nombraba al elector o electores que debían concurrir a la capital de reino o provincia  para elegir a los Diputados a Cortes
-en las junta provinciales se nombran a los Diputados o Procuradores que en representación de aquel reino o provincia (Valencia) debían asistir a las Cortes Generales de la nación.
Hasta el próximo mes de julio se podrá visitar el documento en ÍBERO. También está prevista la visita del Presidente de las Cortes Valencianas, D. Juan Cotino Ferrer, para rendir homenaje a la Constitución de 1812, “La Pepa”, a la que ya dedicamos la pieza del mes de marzo del presente año. En dicha visita se rendirá homenaje a este monfortino, que aunque no estuvo presente en las Cortes de Cádiz donde se promulgó la Constitución, sí fue elegido diputado suplente por Valencia el 30 de diciembre de 1812 para las sesiones del año siguiente.


4 de mayo de 2012

 1715: SAN PASCUAL PATRÓN DE MONFORTE
                         
El 17 de mayo es el día de San Pascual, el santo con más devoción de Monforte del Cid y figura emblemática de la pedanía de Orito. Son muchas las tradiciones y lugares vinculados al santo que forman parte del patrimonio de Monforte, pero quizá sea más desconocido el documento que presentamos. Se trata de un acta de la Universidad de Monforte de 29 de junio de 1715 que recoge el nombramiento de San Pascual como segundo patrón principal de la población y de todo su término. También recoge como fiesta de guardar el día de su festividad, 17 de mayo. De su designación emana la importancia de su figura y su longevidad en Monforte, devoción que trasciende nuestro municipio y que desde hace años es venerada en muchos lugares de la provincia, culminando con el peregrinaje a Orito el 17 de mayo y la celebración de su famosa Feria.
Así, la pieza del mes de mayo en el museo ÍBERO la hemos dedicado a San Pascual, dando a conocer el documento mostrado y que atestigua el carácter tradicional de la devoción monfortina entorno a este personaje vinculado a nuestra Historia.