La industria del esparto
en nuestro municipio es conocida desde tiempo inmemorial y fue motor de la
economía local hasta bien entrado el s. XX. Destacaron también otras industrias
hoy en desuso como la elaboración de vino, tan prolífico desde finales del s.
XVIII; pero este será tema de otro artículo.
Eran numerosas las fábricas de espartería familiares que se dedicaban a la producción de material agrícola, y muy habitual ver en las calles de la población a vecinos haciendo "pleita", especie de trenzado con la que se realizan objetos de esparto.
Pero no vamos a entrar a detallar la producción del esparto. Para saber más sobre el tema es muy recomendable
la lectura del artículo: ”El Esparto: una industria monfortina”, escrito por
Antonio Berná Jover, cronista de la
Villa y que puede consultarse en la Revista de Fiestas de Moros y Cristianos de 2012. Sí
que me gustaría hablaros del declive de esta industria. Estamos en época de
crisis y cuando nos toca vivir alguna pensamos que es única, y no reparamos en que
no ha sido ni la primera vez ni será la última en la que estos ciclos crisis-bonanza
económica se repitan. Nuestro municipio las ha vivido a lo largo de su
historia; crisis generalizadas, como la que vivimos ahora, o enmarcadas en un
sector productivo, como ocurrió con el esparto.
Hacia los años 60 esta industria desapareció, pero su declive se inició antes de la Guerra Civil Española. En el
archivo municipal encontramos documentación referente a esta industria y a la
crisis que terminó con un sector que durante siglos había sido sustento de
parte de la población. Hoy os mostramos una carta[1]
fechada el 4 de enero de 1936 dirigida al alcalde de entonces. En ella
un grupo
de trabajadores del ramo de espartería, dan a conocer la grave crisis
que
atraviesa la industria a consecuencia de la traída de pleita de otras
poblaciones por parte de los patronos. Piden al alcalde que interceda
para
paliar esta grave situación que está dejando a muchas familias en la
pobreza.
El entorno histórico en el que se produjo el conflicto, a las puertas de
una guerra, desde luego no ayudó a paliar la crisis, y unido al auge
posterior de otros materiales como el plástico, relegarían
definitivamente al esparto,
quedando como oficio meramente artesanal que desafortunadamente no se ha
mantenido en la época actual.
Una vez más nuestro
patrimonio nos muestra un pasado desconocido. Nos invita a pensar y a retrotraernos;
en la actualidad vivimos momentos difíciles, pero nuestros antepasados vivieron
situaciones mucho más extremas de las que pudieron salir adelante, trabajando y
“emprendiendo”. Miremos al pasado y por qué no, aprendamos un poco de ellos.
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