Si una característica
geográfica ha marcado la evolución histórica de Monforte es su ubicación. Su
privilegiada situación en el valle del Vinalopó, histórico corredor de
comunicaciones que enlaza la costa mediterránea con la meseta castellana, ha
marcado su antigüedad, dato comprobable por medio de los numerosas restos
arqueológicos de civilizaciones antiguas hallados en su término.
Dada esa ubicación
privilegiada, Monforte ha sido un pueblo permanentemente comunicado, y por el
que han pasado y siguen pasando las principales vías de tránsito de la provincia con respecto a
la zona castellana o el sur de la península. En la actualidad acoge en su
amplio término la autopista AP-7, la autovía de Alicante o A-31, que desemboca
en la capital provincial, uniendo a Monforte con la ciudad de Alicante en pocos
minutos, y la del Mediterráneo o A-7 que da acceso al aeropuerto. Pero también
contamos con kilómetros del trazado de una de las principales vías férreas de
comunicación con Madrid, con la reciente incorporación de la línea de alta
velocidad.
Todas
estas comunicaciones que hacen de
Monforte punto de referencia geográfica, no son nuevas. Quien no
recuerda la
antigua carretera nacional 330 (CN-330), de la que aun se conserva algún
hito
kilométrico, y que atravesaba todo el municipio manteniendo hoy en día
parte de su trazado. Y sobre todo el ferrocarril, inaugurada la línea de
conexión con Alicante en su
último tramo en mayo de 1858 y del que Monforte fue partícipe, una lugar
lleno
de historia por las personalidades que ha acogido en determinados
momentos de
su ya larga trayectoria. En este sentido cabe destacar la presencia de
la reina Isabel II y
todo el séquito real en el viaje inaugural. En ese viaje también iba el
escritor alicantino Juan Vila y Blanco, que hizo una crónica del viaje
en la
que aparece Monforte y donde describe el recibimiento a la familia real
por
parte de la población, con la corporación municipal al frente. Fueron
recibidos con un arco triunfal que también recoge la documentación
municipal,
en los presupuesto de 1858[1].
El ferrocarril contará con
apeadero en Monforte hasta su conversión en estación hacia el año 1894, la
denominada Estación Monforte-Gabarrera; posteriormente, a la inicial estación de
viajeros, se uniría su uso como estación de embarque y desembarque de
mercancías, junto con la construcción de una instalación telegráfica, dada la
importancia del industria del vino en nuestro municipio y el movimiento
comercial con el extranjero.
A lo largo del tiempo, la
centenaria estación ha seguido viendo pasar a viajeros y personalidades, como
el rey Alfonso XIII que la visitó en dos ocasiones, una en 1905 y otra en marzo
de 1912, precisamente durante los prolegómenos de la celebración del II
Centenario del nacimiento de Jorge Juan, donde le fue mostrada la famosa
partida bautismal. En la actualidad, la vieja estación, ya "sin
pasajeros", ha sido incluida dentro del catálogo de bienes y espacios protegidos
dado su valor histórico y arquitectónico.
Y no quisiera concluir
sin hacer mención de dos “caminos” culturales que incluyen a Monforte del Cid
en sus itinerarios: el Camino de Santiago desde Alicante o también llamado
Camino del Sureste, cuya primera etapa concluye en Orito, y el Camino del Cid,
que recoge las huellas de Rodrigo Díaz de Vivar a través del Canta del mío Cid. Sendos caminos ubican
a Monforte en el trazado de dos rutas, que sin tener un arraigo histórico, ya
que parten del presente, se están consolidando como itinerarios turísticos-culturales
de gran interés y seguimiento.
[1] AMMC Presupuestos 1958, leg. 500
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