El 5 de septiembre de 2014, fue
declarada Bien de interés Cultural Inmaterial la pilota valenciana, una tradición
inmemorial vinculada a todo el territorio valenciano y a la que nuestro
municipio no ha sido ajena.
Símbolo de la identidad en nuestro
territorio, se remonta su origen a época grecorromana, estando fuertemente
arraigada en la región valenciana en el s. XIV, y perdurando esta tradición en la
actualidad a diferencia del resto del territorio español, donde a excepción del
País Vasco, Navarra y Comunidad Valenciana, el juego de pelota terminó
desapareciendo a lo largo del s. XIX.
En Monforte son mucho los que recuerdan
y han sido partícipes del juego de pelota, practicado en días festivos o fin de
semana envuelto de una gran afición. Uno de los rasgos más singulares de la
pelota valenciana son la existencia de distintas modalidades de juego, siendo
dos las más practicadas en nuestro pueblo: a “largas”, que se jugaba en la
calle de los Toros, Calle de Elche y del Calvario; y a “percha” practicada en la Calle Casto Richart.
Dada la gran afición a la pelota y el
hecho de que se practicara en la calle, se hacía necesaria la regulación del
tradicional juego por parte del ayuntamiento. Así, en la documentación del
archivo municipal se recoge una ordenanza aprobada en el pleno de 19 de enero de 1873, donde
se regulan las partidas de pelota y otros asuntos de orden público. En la
mencionada ordenanza se recogía que las partidas estaban condicionadas al
consentimiento de los vecinos de la calle donde se jugara y a la concesión de
permisos por parte de la autoridad municipal, que establecía los horarios y
daba orden de retirar las farolas del alumbrado, dado el peligro de romperse,
imponiéndose multas ante posibles desperfectos.
Hoy en día son otros lo deportes que
imperan en el ocio deportivo monfortino y a lo largo del s. XX la pelota fue
cediendo terreno aunque sin llegar a desaparecer. Pero ante el importante
reconocimiento concedido a la pilota
valenciana, no podíamos dejar pasar la oportunidad de dar a conocer el
arraigo de dicha tradición en Monforte, de la que una vez más los “papeles” del
archivo municipal se hacen eco y dejan constancia material de nuestras
costumbres.
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